LOS PARLAMENTOS EUROPEOS AGRUPADOS EN LA CALRE RECUERDAN EN EL DÍA MUNDIAL DE LOS REFUGIADOS SU "SUFRIMIENTO Y DESESPERACIÓN"
La Conferencia de Asambleas Legislativas Regionales Europeas (CALRE), de la que forma parte el Parlamento de Cantabria, ha difundido una declaración con motivo del Día Mundial de los Refugiados, que se reproduce a continuación:
El día 20 de junio, en el que hemos celebrado el Día Mundial de los Refugiados, establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2000, recordamos no solo el coraje y fuerza, sino también el sufrimiento y la desesperación de millones de refugiados a lo largo de todo el mundo.
En este día, 20 de junio, es, asimismo, nuestra obligación, especialmente para las autoridades y representantes políticos, reflexionar sobre su condición y contribuir a un nuevo impulso de la implementación del apoyo y los servicios que los refugiados necesitan con urgencia para reconstruir sus vidas con seguridad y dignidad. De acuerdo con la información más reciente disponible del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, el desplazamiento forzado de millones de personas, debido a la guerra, la violencia y la persecución en general, alcanzó, en 2016, el más alto número desde las dos grandes guerras del siglo 20, con alrededor de 65,6 millones de personas. De esta impactante cantidad, correspondiente a toda la poblaciónde un país europeo como Francia, 22,5 millones son refugiados de terceros países - el valor más alto hasta la fecha, desde la fundación de ACNUR -, 40,3 millones permanecen desplazados dentro de su propio Estado y 2,8 millones solicitaron protección internacional.
Estas cifras son el reflejo de un desastre humanitario inmenso, lo que significa que en 2003, en promedio, 1 persona de cada 113 en todo el mundo se vio forzada a emigrar debido a la hambruna, enfermedad, persecución y, muchas veces, a las redes criminales.
En Europa, en 2015 y 2016, hubo una afluencia de refugiados sin precedentes y los inmigrantes a lo largo de las fronteras de la UE con más de un millón de personas que llegaron de los Estados miembros, la gran mayoría huyendo de la guerra y el terror en Siria, pero también de otros países, como Afganistán, Irak, Kosovo o Nigeria. Aunque las cuestiones relacionadas con el control fronterizo, el asilo y las migraciones en general están tradicionalmente relacionados con la soberanía de los Estados, las regiones han estado en la primera línea de operaciones con respecto al alojamiento e integración de refugiados.
De hecho, aún con varios niveles de competencia e intervención, las autoridades regionales han desempeñado un papel decisivo en áreas tales como servicios sociales, salud, educación, alojamiento, capacitación y trabajo para los refugiados, especialmente dentro de regiones fronterizas exteriores de la Unión y los Estados miembros, preferentemente destinos de estos migrantes. También se debe enfatizar que muchas veces las regiones actúan en estos asuntos sin tener medios suficientes y soportando toda la responsabilidad técnica y financiera. La Conferencia de Asambleas Legislativas Regionales Europeas (CALRE) ha destacado, en varias ocasiones, el papel crucial de las regiones y, sobre todo, que la gran crisis de los refugiados es uno de los desafíos más urgentes que la UE debe vencer.
De hecho, la CALRE, en su declaración política más reciente, en 2017, en Sevilla, señala que es necesario responder colectivamente, desde todos los niveles institucionales, a los desafíos decisivos y estratégicos que determinarán el futuro del proyecto europeo común y que es necesario para hacer coincidir dicha respuesta con la crisis humanitaria de los refugiados y los movimientos migratorios. CALRE expresó la necesidad de construir una respuesta civilizada a los desafíos que surgen de los movimientos mixtos de población en Europa y los países y regiones restantes. Un enfoque humanitario de la política de asilo requerirá acciones conjuntas entre la Unión Europea, los Estados, las regiones, las ciudades y sus ciudadanos y tendrán que controlar, en primera instancia, el flujo de refugiados. En este sentido, CALRE entiende que, habiendo tenido deficiencias en coordinar la respuesta de la Unión y sus Estados miembros a la crisis humanitaria de los refugiados, es urgente llegar a un acuerdo para revisar el Reglamento de Dublín y pedir a los Estados miembros que, guiados por el principio de solidaridad, encuentren una solución a la crisis de los refugiados, así como a la inmigración ilegal. Además, CALRE considera que la gestión de las políticas migratorias vinculada a la gestión de los movimientos mixtos de población (incluidos tanto refugiados como migrantes) sigue siendo un tema pendiente para Europa, especialmente con respecto a la trata de personas y, sobre todo, de mujeres y menores de edad no acompañadas. Por lo tanto, CALRE exige una respuesta verdaderamente efectiva y adecuada de las instituciones europeas acordes con el papel y las responsabilidades de la UE en un contexto global y basado en los valores y principios básicos del proyecto europeo. CALRE reconoce el inmenso trabajo realizado por sus regiones en este campo, en particular por países que son primeros receptores de inmigración ilegal y reitera la necesidad de contar con los recursos financieros y humanos necesarios recursos, así como la voluntad de sus regiones de participar activamente, comprometiéndose a promover una serie de iniciativas comunes por parte de parlamentos y asambleas que lo consideren apropiado. En esencia, CALRE se compromete a no permitir que la gente olvide este asunto y exprese, en este día, su solidaridad con todas las regiones que se enfrentan a este problema, siendo consciente de que una acción conjunta es esencial para la construcción de una mejor Europa, segura, social y atenta.
Presidencia de la CALRE