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XXXII ANIVERSARIO DEL ESTATUTO DE AUTONOMÍA

Sábado, 01 de Febrero de 2014

El Patio Central del Parlamento de Cantabria acogió el Acto Institucional de conmemoración del XXXII Aniversario del Estatuto de Autonomía para Cantabria. En este año se rindió homenaje a la Cocina Económica, Cáritas, Cruz Roja, Coorcopar y el Banco de Alimentos.

DISCURSO DEL PRESIDENTE DEL PARLAMENTO

- Sr. Presidente de Cantabria,

- Representantes de Cáritas, Cruz Roja, Banco de   Alimentos, Cocina Económica y COORCOPAR

- Sr. Delegado del Gobierno,

- Alcalde de Santander,

- Miembros de la Mesa del Parlamento

- Consejeros del Gobierno de Cantabria,

- Autoridades, Señoras y Señores, amigos todos:   Bienvenidos al Parlamento de Cantabria.

Bienvenidos todos a este Acto de celebración del trigésimo segundo aniversario de nuestro Estatuto de Autonomía.  Nos hemos propuesto en las celebraciones de la Constitución y el Estatuto rendir homenaje a colectivos especialmente dignos de reconocimiento. Lo hicimos, en esta misma fecha hace dos años, con las sufridas mujeres rurales, y el año pasado, con las mujeres trabajadoras del sector pesquero.

En esta ocasión, queremos conmemorar el trigésimo segundo aniversario del Estatuto,  honrando a los que dedican su vida a la solidaridad con los que menos tienen, a ayudar a los ciudadanos más necesitados. Y qué mejor escenario para hacerlo que éste en el que nos encontramos, cuya razón de ser original a finales del siglo XVIII fue precisamente la solidaridad con los más vulnerables.

En efecto, ésta, hoy nuestra casa, la casa de todos los cántabros, nació en 1791 por la iniciativa del entonces Obispo Rafael Menéndez de Luarca, como el Hospital de San Rafael, destinado a  atender a los enfermos pobres de esta ciudad y de su entorno. Y, además, rendimos este homenaje en el día de la celebración del  aniversario del Estatuto de Cantabria, que  precisamente establece en su Preámbulo el marco de la “más estrecha solidaridad”.  

Las personas nos ayudamos porque somos capaces de sentir y de ponernos en la piel de los demás. Ayudar genera satisfacción personal y colectiva. Como le he oído decir a Sor Asunción, aquí presente, “la solidaridad, como la alegría, se contagian”. Quizá sea por ello que, incluso en tiempos de crisis, encontramos elevadas  y  sorprendentes muestras de solidaridad. Y así se constata en la grave situación económica que nos ha tocado sufrir, que ha generado una actitud mayoritaria, en los españoles y en los cántabros, de sentir como propias las necesidades de los demás, y de compartir lo que tenemos con los más necesitados.

El terrible panorama de las personas en paro de larga duración, y sin otros medios, lo han estado salvando en primer lugar las familias, los más allegados y cercanos. Pero, cuando se agotan también las reservas familiares, la solidaridad de colectivos ajenos al entorno próximo, resulta determinante. Son extraordinariamente numerosas en Cantabria las muestras e iniciativas solidarias. Nosotros las hemos querido singularizar en cinco ejemplos emblemáticos, a los que hemos decidido tributar en esta fecha el merecido reconocimiento del Parlamento: Cáritas Diocesana, Cruz Roja Cantabria, Banco de Alimentos, Cocina Económica de Santander y COORCOPAR de Torrelavega.

El video que hemos visto, nos ha descrito sus actividades; la exposición en este patio, nos muestra plástica y sintéticamente su misión y quehacer, y sus responsables nos acaban de contar sus logros e inquietudes.   A los cinco colectivos les anima un objetivo común, el de satisfacer las necesidades más básicas de los que peor lo están pasando.  Comparten asimismo los modos de actuar, como la no remuneración de sus miembros, la gratuidad de los bienes y servicios que prestan, y el apoyo fundamental de las personas voluntarias.

Pero cada una de estas instituciones tiene también  su propio espíritu y su peculiar estilo,  y no me resisto a enfatizar alguna de sus singularidades:

·                     Cáritas Diocesana, desde su vocación de ser signo del amor de Dios ante el sufrimiento humano, se centra en el apoyo y promoción de las personas en situación de exclusión social.  Con sus Programas de Acogida y Acompañamiento, ha atendido directa o indirectamente, en nuestra región y en el último ejercicio, a más de 23.000 personas, con una inversión superior a los 2,3 millones de euros.  

·                     Cruz Roja Cantabria, reconocida tradicionalmente  por su Plan de Intervención Social, ha tenido que centrarse, debido a la crisis, en el llamamiento de ayuda AHORA MÁS QUE NUNCA, para atender a las personas en situación de extrema necesidad. Cerca de 8.700 personas, niños y adultos, han recibido alimentos de Cruz Roja en el último año, y 400 niños material escolar.      

·                     El Banco de Alimentos de Cantabria, con su lema “PEDIR PARA DAR”, pide alimentos a la sociedad, para darlos a los Centros asistenciales. Se inspira en la máxima del DAR Y COMPARTIR, frente a la Cultura del TENER Y DERROCHAR. Hace suya  la idea de Teresa de Calcuta: “No me escandaliza que haya pobres y ricos. Lo que escandaliza es el despilfarro”. Es enorme el caudal de solidaridad que el Banco de alimentos mueve en nuestra región, gracias a la generosidad anónima y a la de las empresas e instituciones.

·                     La Cocina Económica de Santander tiene el carisma de Las Hijas de la Caridad, y lleva más de 100 años dando comida sana y equilibrada a las personas sin recursos. Tal y como afirma su fundador, “el amor es inventivo hasta el infinito” y, por ello, en la actualidad, sabe responder también a otras necesidades: las de alojamiento, las de vestido y la reinserción social. Diseña, además, para cada persona necesitada un Plan Personal de Ayuda para la gestión de los recursos propios y de otras instituciones.  

·                     Finalmente COORCOPAR (Coordinadora contra el Paro de Torrelavega y Comarca), centra todos sus esfuerzos en proporcionar  empleo a los parados. Lo ha conseguido a lo largo de estos años para cerca de 1.200 personas. Pero, en tanto llega el empleo, atiende también a las  necesidades básicas de familias en situación de urgencia social y económica, con Programas como el de “Panes y Peces”.

Tiene, pues, todo el sentido que en el Parlamento, y en representación de toda Cantabria, les tributemos hoy reconocimiento público a las cinco instituciones señaladas  y, con ellas, a todos los voluntarios anónimos y  al tejido solidario de nuestra sociedad civil.   Ante la situación descrita, todas las instituciones que representamos y dirigimos la sociedad del bienestar,  hemos de dirigir nuestros esfuerzos a la búsqueda efectiva de soluciones y a evitar cualquier actitud de conformismo.

El Estado Social y Democrático de Derecho, que la Constitución erige en principio medular de nuestra organización política, debe garantizar a los ciudadanos condiciones dignas de vida, y ofrecerles  las oportunidades necesarias para desarrollar sus aptitudes y superar los apremios materiales. La solidaridad pública institucional debe ser  el pilar fundamental, y la de los colectivos de la sociedad civil, a los que hoy reconocemos, la podrá complementar pero no sustituir.  

Es, pues, deber inexcusable de las instituciones públicas luchar y actuar con todos nuestros medios para evitar que en una sociedad con el nivel de vida, de desarrollo y de riqueza como el nuestro, haya ciudadanos que no tengan lo mínimo para comer. Los gobiernos nacional, regional y municipales trabajan diariamente para que esta situación remita y, afortunadamente, los datos macroeconómicos indican que la crisis está  empezando a  superarse. En este contexto, no puedo dejar de referirme, como ya he hecho en otras ocasiones, al problema de fondo más grave que tiene nuestra sociedad, al paro. 

Para los que no tienen otro patrimonio que su trabajo, y además tienen cargas familiares, el drama del paro  frustra sus vidas y hasta las ganas mismas de vivir. No hay otra solución que la creación de empleo, y en esa dirección hemos de concentrar todos nuestros esfuerzos. Este tiene que ser el objetivo prioritario y primordial de todos los colectivos sociales, políticos y económicos y también de las Instituciones Públicas. No hay otra política social comparable a la de creación de empleo. En 2012 tributamos en este Parlamento un merecido homenaje a los empresarios, auténticos artífices de la creación de empleo, pero todos, también los poderes públicos, podemos  y debemos contribuir a ello.

El dinero de los ciudadanos es para los ciudadanos y ello exige  dedicar los máximos recursos a la creación de empleo y al bienestar social. Por ello, es imprescindible que las instituciones invirtamos cada vez menos en gastos no productivos, a fin de liberar recursos para la inversión que genere empleo. Y la necesaria austeridad en gastos superfluos no ha de limitarse a los  tiempos de crisis, sino que es tanto o más relevante en momentos de crecimiento.

Como todos sabemos, la clave para la generación de empleo, en un mundo y en una economía globalizada, viene de la mano de la COMPETITIVIDAD. En la competitividad intervienen muchos factores, entre los que destacan la calidad y excelencia de nuestros productos y servicios, que a su vez requieren de la trasferencia del conocimiento y de la investigación superior al mundo productivo. Es pues el momento de apoyar con decisión la investigación y la innovación como motores del desarrollo. La competitividad tiene también su anclaje en la eficiencia a todos los niveles y, por supuesto, en una gestión autonómica  orientada a crear las condiciones más favorables para que las empresas se establezcan en nuestra región.

Por ello, las medidas que están adoptando nuestros gobiernos para que seamos más competitivos merecen el apoyo de la ciudadanía y de las instituciones. Sras. y Sres., en la conmemoración del Estatuto y en este contexto de la solidaridad como principio del Estado Social de Derecho, es obligado que me refiera, por razón de oportunidad, al principio constitucional de solidaridad de nuestro Estado Autonómico, proclamado en el artículo 2º de la  Carta Magna y que nuestro Estatuto recoge en su preámbulo. La clave del sistema autonómico español es precisamente el principio constitucional de solidaridad, en tanto constituye el punto de equilibrio entre los otros dos principios de organización territorial, la unidad y la autonomía.

Es inevitable que en las estructuras de estados territorialmente descentralizados se produzcan fricciones entre los intereses del conjunto y los de los territorios. Sin embargo, como dice el jurista alemán Stein, refiriéndose al federalismo alemán: “De la carroza de la República Federal tiran una docena de caballos. Si éstos toman distintas direcciones, la ponen en peligro. Ello sólo puede evitarse si todos tienen la voluntad de trabajar en común”.      

En cuanto a las voces críticas respecto al propio modelo autonómico y a la posibilidad de reversión al Estado de determinadas competencias, estimo que no cabe poner en duda nuestro marco competencial, ni debe pensarse en ningún tipo de reversión. En los 32 años de la vigencia del Estatuto, hemos alcanzado en Cantabria las mayores cotas de desarrollo y bienestar. La singularidad de Cantabria y la del resto de las nacionalidades y regiones de España y, sobre todo, el mejor servicio a la ciudadanía, exigen la estabilidad y la no reversión del hecho autonómico.

Somos una Comunidad pequeña, es cierto, pero ello no es óbice para que podamos  alcanzar niveles parejos o superiores de bienestar a los de otras regiones de España o de Europa. Muy al contrario, si somos exigentes en la eficiencia y competitividad, podremos impulsar al máximo el desarrollo y bienestar de nuestra Comunidad.   En unos momentos de altas cotas de descrédito de las instituciones políticas, según indican todas las encuestas, es preciso recuperar la empatía entre la política y los ciudadanos. La política no puede ser una simple sirvienta de la economía, en la que incluso el drama del paro sea visto como una mera variable estadística, en vez de como la suma de tragedias personales.  

Los ciudadanos nos reclaman liderazgo político, compromiso, la máxima honradez y valor para impulsar las reformas necesarias con dos premisas:

- La primera,  el diálogo democrático, para alcanzar el máximo nivel de acuerdos y

- La segunda, políticas orientadas a la  mejora del bienestar de los ciudadanos, porque lo importante son las personas.  El encargo prioritario de nuestros ciudadanos, y lo que mejor justifica la razón de ser de nuestra Autonomía, es adoptar las normas y medidas precisas para mejorar nuestra economía y favorecer la creación de más puestos de trabajo.    

Concluyo, Sras. y Sres., con un mensaje de esperanza. Existe un consenso casi generalizado de que lo peor de la crisis ha quedado ya atrás. De las tres fases típicas en la salida de toda crisis  - la recuperación del sector exterior, la recuperación de la inversión y la recuperación del consumo -, hay ya evidencias de las dos primeras. Ahora habremos de asegurar que la mejora que anticipan los mercados llegue al conjunto de los ciudadanos y se traduzca en la creación de empleo y recuperación del consumo.  

No debemos repetir el error de los excesos del pasado. Hemos de mantener la reducción del déficit, no gastar más de lo que tenemos, ser trasparentes en todos los ámbitos,  favorecer que las empresas actuales sean cada vez más viables y potenciar la creación de otras nuevas. Podemos hacer de este 2014 el año crucial de la recuperación económica, de más empleo y de mayor bienestar.        

Es la hora de salir del desaliento de la crisis, y de trabajar solidariamente todos juntos, en la misma dirección y sentido, como lo hacen los colectivos a los que hoy homenajeamos. Su trabajo, sacrificio solidario y generosidad deben ser ejemplo para todos los demás Es la hora del esfuerzo, de la imaginación y de la creatividad. Es la hora de confiar en nosotros mismos, en España y en Cantabria. ¡VIVA CANTABRIA!