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HOMENAJE A ATAÚLFO ARGENTA EN EL CENTENARIO DE SU NACIMIENTO

Jueves, 23 de Mayo de 2013

El presidente del Parlamento presidió el homenaje a Ataúlfo Argenta en el centenario de su nacimiento. La iniciativa ha partido del Aula Cultural 'La Venencia', cuyo presidente, Salvador Arias, intervino en el acto con un protagonismo especial para las hijas del homenajeado Margarita y Angelines Argenta, ya que ambas ocuparon el lugar de honor en la mesa presidencial. El acto sirvió para presentar la exposición sobre Argenta con la mirada de 12 artistas cántabros, así como para dar a conocer una biografía sobre el pianista y director de orquesta castreño. Durante el acto tuvo lugar una actuación del grupo ACAMTO del Conservatorio Ataúlfo Argenta de Santander.

 

DISCURSO DEL PRESIDENTE DEL PARLAMENTO  

-    Presidente del Aula de Cultura “La Venencia”  (Salvador Arias Nieto),

-    Margarita y Angelines Argenta,

-    Amigos y admiradores de Ataúlfo Argenta, Sed bienvenidos todos a este Acto de homenaje a Ataúlfo Argenta.

Una afectuosa y especial bienvenida a Margarita y Angelines, hijas del genial director. Vuestra presencia hoy aquí dota a este homenaje dedicado a vuestro padre de una singular emotividad compartida por todos los presentes. Un agradecido saludo asimismo a Salvador Arias, apasionado por el arte en todas sus formas, y que dirige y lidera magistralmente desde sus orígenes al Aula de Cultura “La Venencia”, asociación emblemática en la promoción de la cultura en nuestra ciudad.  

Es mérito singular de Salvador haber orientado a  “La Venencia”, en su ya dilatada trayectoria, en torno a los pilares básicos de la Música, del Toreo, de las Artes Plásticas y de la Literatura. Y haberlo hecho, además, con un sello de identidad propio que caracteriza a “La Venencia”, el de buscar el encuentro y el diálogo entre los distintos lenguajes artísticos.

Enhorabuena, Salvador. El próximo 19 de Noviembre se cumplirán 100 años del nacimiento de Ataúlfo Argenta, el más grande e internacional director de orquesta que ha dado nuestro país. En toda España, y de modo especial en Castro Urdiales, se han preparado multitud de actos conmemorativos: conciertos, corales, seminarios, conferencias, exposiciones,... para dar a conocer al ilustre músico y director, en el centenario de su nacimiento.

Aquí en Santander, el Aula de Cultura “La Venencia” se ha anticipado a cualquier otra iniciativa y, fiel a su estilo, ha planificado y desarrollado un proyecto pionero y realmente singular, en el que se han fundido en armonioso encuentro las artes plásticas y la música, para homenajear a Argenta. La figura y obra musical de  Argenta van “de la batuta al pincel”, pues cada uno de los pintores interpreta cómo ve y siente al Director de Orquesta más internacional de nuestro país. 

Durante el pasado año 2012, los últimos martes de cada mes, los locales del Aula de “La Venencia” se han abarrotado de público para contemplar cómo los más importantes artistas plásticos de nuestra región concebían, daban sentido e interpretaban al genial Director.  Sáez, Sobrino, Torner, Orallo, Huete, Velasco, Cuevas, Sobrado, Barquín, Gómez, Goitia y Barrigón fueron pasando sucesivamente por “La Venencia” y las obras allí presentadas componen hoy, todas unidas, esta excepcional exposición, a las que se ha añadido el retrato que Alvear le hizo en su día a  Argenta, y que es propiedad del Gobierno Regional. Salvador y amigos de La Venencia, el Parlamento, en el que se intentan aunar voluntades, se siente hoy muy orgulloso de acoger esta magnífica exposición en la que se aúnan diversidad de sentimientos y emociones sobre la figura de nuestro castreño universal.

Ha nacido así esta magnífica exposición, en la que 12 artistas plásticos interpretan a Argenta, cada uno desde su perspectiva estética, para conmemorar el Centenario de su nacimiento. Y nos sentimos asimismo muy orgullosos de presentar en primicia, en este mismo acto, otra interesante iniciativa, en este caso debida personalmente a Salvador Arias, entusiasta investigador y erudito sobre Argenta y sus antepasados. Me estoy refiriendo a la obra “Ataúlfo Argenta. Artistas Plásticos del s. XXI”. Se trata de una biografía del genial músico, primorosamente presentada e ilustrada, y que además incluye, a modo de catálogo de la exposición, las biografías de los artistas aquí presentes y la reproducción de las obras que cada uno ha aportado a la exposición.

Su autor, Salvador, nos ofrecerá a continuación sin duda un comentario más amplio sobre esta obra. Amigas y amigos, me correspondería a mí hacer ahora una semblanza de Ataúlfo Argenta, el gran músico al que homenajeamos en este acto. Pero a pesar de su muy corta vida, fatalmente truncada por un funesto accidente,  la intensidad de la misma fue tal, que ni aún sintéticamente la podría resumir en el estrecho marco de este acto.

Pero, puesto que nos encontramos en Santander, y en el Parlamento, en el que toda Cantabria está representada, no me resisto a hacer una mínima referencia a una de sus vinculaciones más decisivas con esta región y, más en particular, con esta ciudad: su trascendental protagonismo en el origen y germen del Festival Internacional de Santander, el FIS, al que por aquella época se le denominaba como Los Festivales de la Porticada.   

Argenta consiguió, en primer lugar, que los conciertos se celebraran en la plaza Porticada, a lo que se oponía el Ministerio de Educación por considerarla un ámbito poco digno para toda una Orquesta Nacional. Pero lo realmente decisivo es que Argenta puso todo su empeño en dar prestigio, consolidar y orientar al Festival por el camino de la internacionalidad europea. Gracias a su buen hacer, a su enorme poder de convocatoria y a su personal influencia, actuaron en La Porticada, desde el primer momento, los más grandes solistas, orquestas y ballets del ámbito internacional.

En 1952, 13 y 14 de agosto, tuvieron lugar en La Porticada los dos primeros conciertos del Festival de Santander, pero fue en agosto de  1953 cuando se produjo la apoteosis de los conciertos de La Porticada, y concretamente con el ciclo de las 9 sinfonías de Beethoven. Aún perduran en la memoria de algunos pocos cántabros aquellas memorables jornadas de los primeros días de agosto de 1953. “Yo estuve allí”, recuerdan los afortunados con añoranza. Gloria Torner, por ejemplo, aquí presente, fue una de las privilegiadas.

Tenía Gloria entonces 18 años y nos confiesa que aquella 9ª Sinfonía contribuyó a despertar en ella sus primeras inquietudes por el arte. En aquel verano en Santander no se hablaba de otra cosa. La capital santanderina se convirtió por unos días en la capital filarmónica del mundo y el ciclo de Beethoven en La Porticada constituyó uno de los momentos más brillantes en la carrera de Argenta. Y llegó el día de la 9ª sinfonía y con ella el término del Ciclo Beethoviano. Argenta, al que se le pidió que hablara en una comida homenaje previa al Concierto, se limitó a decir: “El discurso esta noche con la 9ª Sinfonía”.

Bajo la batuta de Argenta actuaba la Orquesta Nacional, un cuarteto con los mejores solistas del momento y el Orfeón Donostiarra. El aforo de 4.800 localidades fue insuficiente, los pasillos se llenaron de espectadores sin asiento, en los palcos se triplicó el aforo, los laterales estaban a rebosar y miles de santanderinos seguían el concierto desde el exterior. Argenta, que se sabía de memoria, entre otras muchas, las 9 sinfonías de Beethoven, dirigió la 9ª sin necesidad de partitura.

Tenía el don innato de trasmitir con el gesto toda la música que llevaba dentro y en aquella ocasión puso tal genio y magnetismo en la dirección orquestal de la 9ª Sinfonía como en muy contadas ocasiones se ha dado en la Historia de la Música. En el intermedio el público llevó en volandas a las autoridades para que le hicieran entrega de la batuta de plata y brillantes y del título de Padrino de Honor del Festival.

Al final, cuando concluyó la Sinfonía Coral, el entusiasmo del público se desbordó en una emoción estética inenarrable, aclamando a Argenta con aplausos, gritos, pañuelos al aire, vivas a Castro,....¡durante 12 interminables minutos de reloj!. La más larga ovación que jamás se ha dado en el Festival de Santander. Nunca había sonado como entonces en Santander la 9ª Sinfonía de Beethoven y siempre se recordará como la máxima efemérides de nuestra historia musical.  Fue aquella también, desde el punto de vista personal, una de las más eminentes y gloriosas hazañas orquestales de Argenta y se sabe que a él le produjo una profunda e íntima satisfacción por haberla realizado aquí, en su tierra.

Y caso también singular, es que de aquella histórica jornada quedó testimonio grabado en piedra en la placa conmemorativa de la Plaza Porticada, que bien merecería por ello llamarse la “Plaza Mayor de la Música”, y que dice así: “En esta plaza / el día 9 de agosto de 1953 / Ataúlfo Argenta / coronó gloriosamente el ciclo de las  / sinfonías de Beethoven / El recuerdo de aquel aplauso innumerable / intensifica el dolor por su memoria. / 20 de agosto de 1958” . No quiero concluir, amigas y amigos, sin hacer una mínima mención a la faceta más humana de nuestro genio de la dirección orquestal. Argenta era incansable, perfeccionista, exigente y hasta duro en los ensayos.

Se cuenta que a uno de los maestros de la Orquesta Nacional le hizo una severa rectificación. “Eso no se hace así”, le recriminó. A lo que el músico contrariado le replicó, “Maestro, esta parte siempre se ha hecho así”. Y Argenta zanjó la cuestión, “Por eso, por eso, porque siempre se ha hecho mal, exijo que bajo mi batuta se haga bien”. Nunca hubo más réplicas. Pero cuando abandonaba los ensayos y los escenarios se transformaba en un torrente de simpatía. Irradiaba alegría, era abierto, efusivo y de gustos sencillos: estar con la familia, con los amigos, jugar al mus, salir de pesca,...

Pero si hubiéramos de destacar una cualidad de su carácter, esta sería sin duda su GRAN GENEROSIDAD:

-    Ayuda a su primera profesora de Música de Castro, que en su ancianidad pasaba penurias económicas,

-    Participa en el pago de la hipoteca y cancelación de las deudas del Circulo Católico, en el que se formó musicalmente en Castro,

-    Ayuda personalmente y logra aportaciones de sus amigos, para que Castro cuente con un órgano,

-    Se presta espontáneamente, durante sus vacaciones en Castro, para dirigir la banda municipal, los coros, los ochotes populares, el coro de la Iglesia y hasta el simpático gesto de actuar en la novena de la Patrona para conseguir afluencia de público.

Y lo hacía con el mismo entusiasmo que en los grandes conciertos de su vida. Y aquellas voces sin educar se dejaban moldear por el Maestro que les trasmitía su propio entusiasmo musical,

-    Dona su batuta de plata y brillantes para que sea subastada a fin de obtener fondos para paliar la desgracia de las inundaciones de Valencia,

-    Trae a toda una Orquesta Nacional a Castro, para que disfruten de la misma los castreños y sobre todo sus queridos pescadores.

-    Echa a andar y orienta, con sus buenos oficios e influencias, los Conciertos de la Porticada.

-    Y así, otro sin fin de detalles que sería prolijo enumerar.

En síntesis, su gran humanidad afectiva iba pareja a su notable humanidad física y si su vocación artística era la música, su vocación humana fue siempre la generosidad. Concluyo amigas y amigos, con unas palabras que tomo prestadas de Óscar Esplá y que, a mi parecer, resumen bien la magia y el carisma de nuestro genial músico: “Coronada ya su calidad profesional extraordinaria, poseía Argenta todavía una gracia rarísima, de una eficacia definitiva en el oficio y que no todos pueden lucir; esa especie de poder magnético sobre el auditorio y la orquesta a la vez, que subyuga el ánimo y obliga, con misteriosa unanimidad, a vivir las peripecias emotivas que dibuja en el aire la batuta y refleja el gesto del director”.