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BALANCE "POSITIVO" EN LOS 40 AÑOS DE CONSTITUCIÓN, QUE HABRÁ QUE "RETOCAR" CUANDO HAYA "SOSIEGO", DICE LA PRESIDENTA DEL PARLAMENTO

Jueves, 06 de Diciembre de 2018

La presidenta del Parlamento de Cantabria, Dolores Gorostiaga, ha hecho el 6 diciembre, día del 40 aniversario de la Constitución Española, un balance "positivo" de nuestra Carta Magna, que está "en plena adolescencia", aunque eso no significa que "orillemos" ni "niguneemos" la propuesta de reformarla, algo que se debe hacer desde "el sosiego y el debate constructivo".

Así, la máxima responsable del Legislativo autonómico ha resaltado tanto el "éxito" como la posibilidad de "ampliación y mejora" de la Ley de leyes, pero sin ser "ingenuos", ya que el cambio debe hacerse a partir de una decisión política "consensuada".

A su juicio, en la actualidad "no existe ni el sosiego, ni la tranquilidad, ni el contexto político" para alcanzar acuerdos ni siquiera sobre los temas a discutir. Por eso, Gorostiaga cree que ahora toca celebrar "lo que hemos conseguido todos juntos y quizá esperar a que los vientos no sean huracanados para sentarnos y, de forma sosegada, afrontar la puesta al día de nuestra Ley de leyes".

"La irrupción, tardía en España pero cierta, de formaciones políticas ya no antisistema, sino pre-sistema, con indisimuladas propuestas que nos retrotraen a épocas pasadas, no beneficia a ese necesario caldo de cultivo donde debiera cocerse, a fuego lento, una reforma Constitucional", ha reflexionado la máxima representante de la Cámara regional, para quien la respuesta de los demócratas ante "postulados que plantean reducir, cuando no eliminar, la propia democracia y la igualdad", debe de ser "contundente".

"La Constitución ha sido un dique de contención en estos años contra tentaciones totalitarias", ha valorado la presidenta del Parlamento y dirigente socialista, que ha precisado al respecto que en la actualidad se observan, tanto en los sectores "ultra" como en los "secesionistas", que la libertad de expresión y la convivencia "se pueden poner en peligro".

Han sido los ciudadanos españoles quienes han "impulsado" los cambios logrados en las últimas cuatro décadas, si bien la Carta Magna -ha precisado- "nos indicó y aún indica el camino y las lindes que nunca debe superar una sociedad democrática".

Con estas palabras, Gorostiaga ha animado a la sociedad a celebrar no solo el 40 aniversario de la "sólida y muy vigente" Constitución, más cuando no hay una regla básica que defina la "fecha de caducidad" de un texto rector como éste, sino "las puertas que nos abrió y los avances que nos ha permitido".

Y es que Gorostiaga, que ha repasado los "profundos" cambios normativos y pactos que han girado en torno a esta ley, comparte la opinión del periodista Iñaki Gabilondo de que el elemento "más determinante de la transformación que ha vivido España en estos 40 años es el paso protagonista de la mujer, que ahora mismo es el sector más dinámico y motor de la sociedad".

A este respecto, ha recordado que con anterioridad a la Carta Magna una mujer no podía divorciarse o disponer de sus bienes si no contaba con la autorización por escrito de su marido, en tanto que los trabajadores tenían jornadas laborales de diez horas, tampoco había separación "efectiva" de poderes, los ayuntamientos carecían de autonomía de gestión, los españoles no podían defender sus opiniones políticas ni en España se "respetaban" derechos fundamentales como la igualdad, la libertad religiosa e ideológica, o la vida, ha enumerado la presidenta del Parlamento cántabro.

Tras la interveción de Dolores Gorostiaga -intervención completa más abajo- el Cuarteto Medicea, a quien se la ha sumado la soprano Noemí López Vázquez, ha interpretado un variado repertorio con piezas clásicas y de actualidad.

Medicea responde a una agrupación musical de cámara creada en Santander en el año 1998. Los componentes de el cuarteto son los violinistas Beatriz Jaurena Murillo, Carlos Jorde Murillo, Ruth Pérez Gómez y el violonchelista Alberto Gorrochategui Blanco.

En los últimos años, este cuarteto cuentan además con la colaboración de la soprano cántabra Noemí López Vázquez, con la cual amenizan todo tipo de eventos, destacando también su labor educativa, realizando conciertos pedagógicos por todos los colegios de la región.

 

DISCURSO COMPLETO

Dolores Gorostiaga

Presidenta del Parlamento de Cantabria

 

Sr, Presidente

Autoridades

 

Buenos días a todos y todas.

 

Para mi, como presidenta del Parlamento, es una satisfacción comprobar que, un año más, la sociedad de Cantabria al completo, a través de sus representantes democráticos, se reúne en este patio para celebrar el aniversario de la Constitución Española.

 

Si el aniversario de la Carta Magna es una cita obligada, en esta ocasión, cuando cumple 40 años, tiene, si cabe, un valor añadido que merece una breve parada reflexiva.

 

La primera pregunta que podemos hacernos es si 40 años para un texto rector, guía de un paradigma democrático que había sido muy escaso en la historia española, es mucho o es poco tiempo.

 

No hay una regla básica que defina la fecha de caducidad de un texto rector como la Carta Magna.

 

Algunos se empeñan en calificar de “viejuno” el texto constitucional, y se argumenta que muchos y muchas españolas no tuvieron posibilidad de votarlo. Me gusta citar en este caso a Alfonso Guerra cuando dice que, por esa regla de tres, la Constitución de Estados unidos ha perdido validez, porque no queda nadie de los que la votaron.

 

En definitiva, si nos comparamos con otras constituciones, la nuestra está en plena adolescencia.

 

La Carta Magna es el marco que acogió, promovió o facilitó otros muchos avances que integran lo que hoy, según la moda tecnológicamente dominante, me voy a permitir definir como ecosistema de las libertades y los derechos

 

Porque la Constitución fue el eje sobre el que giraron profundos cambios normativos y no pocos pactos de la sociedad española.

 

Los Pactos de la Moncloa, el estatuto de los trabajadores, la ley electoral, criticada hoy pero que nos ha traído hasta aquí con suficiente solvencia.

 

Y en esta relación, no quiero olvidar el gran pacto entre españoles, quienes hartos de una dictadura asfixiante, dejaron atrás parte de sus rencores para facilitar un nuevo espacio de convivencia.

 

Me van a permitir emplear el recurso publicitario del antes y el después para compartir con los más amnésicos y los menos informados cómo era aquella España del 78 y qué supuso, como punto de inflexión histórico, la Constitución y el ecosistema al que dio cobertura.

 

Antes, una mujer no podía divorciarse o disponer de sus bienes si no contaba con la autorización por escrito de su marido. Es decir, desde el punto de vista jurídico, era un ser inferior.

 

Antes, los trabajadores estaban obligados a realizar jornadas de 10 horas, y por supuesto, no contaban con una verdadera representación sindical ni lo que hoy conocemos como prestación por desempleo.

 

Antes, no existía una separación de poderes efectiva. Por ejemplo, los jueves dependían directamente del ministro de justicia. Hoy nos quejamos de que, en algunas ocasiones, esta división entre los poderes ejecutivo y judicial no es tan efectiva como sería deseable, pero hace sólo 40 años ni siquiera se planteaba la independencia judicial.

 

Antes, los ayuntamientos no tenían autonomía en la gestión, sino que eran meros ejecutores de las órdenes que venía de más arriba.

 

Antes, los españoles y españolas no podían defender sus opiniones políticas, ni como simple expresión pública o mediante el voto secreto y universal. Hacerlo te podía costar la cárcel.

 

Y no olvido lo más importante, antes del 78 en este país no se respetaban los derechos fundamentales. No se respetaba la igualdad entre hombres y mujeres, ni la libertad religiosa, ni la libertad ideológica, ni siquiera la vida.

 

Estoy segura de que las experiencias personales o familiares de cada uno de los presentes añaden matices emocionales a este dibujo de brocha gruesa.

Pero, con todas sus imperfecciones, es necesario reiterar, una vez más, que ese trazo grueso que cambió la vida de los y españolas para mejorarla de forma superlativa, se llama Constitución Española.

 

En todo caso, no renuncio a dejar sobre la mesa de este cumpleaños una aproximación crítica al papel que ha jugado la Constitución.

 

Sobre todo si, a día de hoy, es necesaria una revisión, una nueva mano de pintura al edificio constitucional.

 

Como nos ha demostrado de forma cíclica la historia, las generaciones que han conocido los cambios del 78 solamente de forma intelectual, a través de lecturas y a veces desde fuentes de información parciales o incompletas, no dan el mismo valor a aquellos hechos que quienes los vivimos o vivieron  desde las emociones.

Porque pasar de la dictadura vigilada a la libertad democrática, fue para muchos de nosotros una de las mayores alegrías de nuestras vidas.

En estos últimos días, con motivo de este 40 aniversario, muchas personas relevantes, a quienes respetamos por su lucidez intelectual, han desgranado también los logros alcanzados gracias a la Constitución.

Y si hubiera que destacar uno solo, quiero compartir la opinión del respetado periodista Iñaki Gabilondo cuando ha señalado:

El elemento más determinante de la transformación que ha vivido España en estos 40 años es el paso protagonista de la mujer, que ahora mismo es el sector más dinámico y motor de la sociedad”.

 

Este balance indudablememte positivo , no significa que orillemos el debate, que ninguneemos las posiciones de aquellos que proponen, desde el sosiego y el debate constructivo, ampliaciones o reorientaciones en el texto de la Carta Magna

Pocos son los que aún dudan sobre la necesidad de, por ejemplo, reflejar

en la Carta Magna los derechos sociales que hemos conquistado en estos años.

En la misma dirección, el compromiso de lucha contra la violencia de género, merecen estar en nuestra Ley de Leyes, al igual que el respeto a los derechos de los colectivos LGTBI.

Ya puestos, podíamos incluso pensar en la posibilidad de añadir aspectos propios del siglo XXI, como como el derecho a la intimidad, el honor y la propia imagen en el contexto de las nuevas tecnologías, como internet y sus aplicaciones de redes sociales.

 

Y por qué no vamos a manifestar nuestro compromiso con el medio ambiente, cuando los expertos nos advierten de graves consecuencias si no adoptamos medidas contra el cambio climático.

 

No se trata de una Carta a los reyes magos, se trata reforzar las vigas del edificio, tapar los agujeros de antiguas alcayatas y dar una nueva mano de pintura en el edificio de libertad donde hemos podido cobijarnos del mal tiempo en las últimas 4 décadas.

 

Si nos paramos a pensar, nadie habla ya de garantizar el voto secreto y universal; nadie niega -salvo los iluminados- que la mujer tiene los mismos derechos que los hombres; nadie duda hoy en día que no se puede perseguir a nadie por sus ideas, aunque algunos intentan colocarnos el fake (feik).

 

O lo que es lo mismo, la Constitución ha consolidado en este país una forma moderna y más justa de pensar entre los españoles y españolas, y si estamos debatiendo sobre algunas mejoras es porque el grueso de sus preceptos se están cumpliendo.

 

Creo que hoy, la reflexión que podemos destacar es que el éxito de la propia Constitución es el que nos permite hoy en día hablar de su ampliación y mejora.

 

Pero tampoco vamos a ser demasiado ingenuos.

 

Este Parlamento acogió una jornadas con prestigiosos expertos juristas, letrados de las cámaras legislativas, en las que se evidenciaron las indudables dificultades técnicas para afrontar reformas en la Constitución Española.

 

Pero al final, siempre aparece la piedra de toque: Una reforma constitucional debe partir de una decisión política consensuada.

 

Si se llega a esa posición, siempre habrá soluciones técnicas a las dificultades técnicas.

 

Lo que si parece evidente es que, en estos momento, no existe ni el sosiego, ni la tranquilidad, ni el contexto político ni siquiera para alcanzar acuerdos sobre cuáles son los temas a discutir.

 

La irrupción, tardía en España pero cierta, de formaciones políticas ya no antisistema, sino pre-sistema, con indisimuladas propuestas que nos retrotraen a épocas pasadas, no beneficia a ese necesario caldo de cultivo donde debiera cocerse, a fuego lento, una reforma constitucional.

La respuesta de los demócratas debe ser contundente ante postulados que plantean reducir, cuando no eliminar, la propia democracia y la igualdad.

 

La Constitución ha sido un dique de contención en estos años contra las tentaciones totalitarias.

 

Ahora mismo observamos, y no solo en los sectores ultras, sino también en los secesionistas, que la libertad de expresión y la convivencia se pueden poner en peligro.

 

Aunque estudios más profundos añaden nuevos matices a la frase de San Ignacio de Loyola, creo que se ajusta bien a nuestro actual contexto. "En tiempos de tribulación, no hacer mudanza".

 

En definitiva, en este 40 cumpleaños de nuestra sólida y muy vigente Constitución Española, tenemos que celebrar las puertas que nos abrió y los avances que nos ha permitido.

 

Bueno, me corrijo, porque hemos sido nosotros, los españoles y españolas, las que hemos impulsado esos cambios, si bien la Carta Magna nos indicó y aún nos indica el camino y las lindes que nunca debe superar una sociedad democrática.

 

Para terminar, y retomando el valor de la emoción en un proceso que fue mucho más que un trámite jurídico o político, voy a leer la reciente crónica que mi amigo Juan De Dios dejó escrito sobre el día que el Congreso aprobó la Constitución:

(Relata)

Hoy es momento para celebrar lo que hemos conseguido todos juntos, y quizá esperar a que los vientos no sean huracanados para sentarnos y, de forma sosegada, afrontar la puesta al día de nuestra Ley de Leyes.

 

Y qué mejor forma de celebrar este 40 aniversario que con música.

Muchas gracias y Feliz día de la Constitución Española.